Una sentida despedida al arquitecto Antonio Toca
En esta ocasión, dedico este breve espacio a una de las personas más importantes en mi carrera profesional, el arquitecto e intelectual mexicano Antonio Toca (1943-2021). De mente extraordinaria y corazón sincero, un orgullo nacional por su arquitectura honesta y sin pretensiones; elegante y caballero como antaño, y humilde como pocos...
Durante mis 13 años en Architectural Digest, tuve la fortuna de llamarlo mi consejero editorial, que a la vez fue un verdadero apasionado de su querida AD, colaborador asiduo y gran guía. Incansable hacedor de equidad y comunidad a través de su labor como docente, urbanista, arquitecto y ser humano. Promotor del talento nacional, de los jóvenes emergentes y del saber hacer ancestral. Admirador, defensor e impulsor de la mujer en la escena creativa.
Un ser con una calidad humana excepcional y admirable, al que tuve la fortuna y el honor de llamarlo mi amigo (entrañable y muy querido), mi mejor crítico y mi gran cómplice de lecturas y tertulias; maestro de innumerables enseñanzas, e invariablemente mi compañero de asiento, de ideas y de infinitas risas.
Y es que, sólo puedo darle la razón a K.C.: "Hay vidas que tocan el alma de quienes las rodean, y la suya inspiró a quien tuvo la fortuna de escucharlo hablar apasionadamente sobre lo hecho en México, del compromiso social de la arquitectura, de aquellas mujeres creativas que no han sido debidamente reconocidas y sobre la vida misma; de trabajar a su lado o de leer sus pensamientos".
Antonio, siempre fuiste luz y sabiduría en mi camino durante más de 12 años.
Gracias por lo compartido, lo vivido y lo aprendido. Mi mente, mi corazón y mis acciones te honrarán por siempre.
Hasta pronto, querido amigo y maestro.